Recomiendo ver la película de 1947 “Hombres de Presa” con John Wayne y Anthony Quinn entre otros. Película que todo Ingeniero de Caminos debe ver.
Es la suerte de esas cadenas de televisión que nunca vemos y que están más allá del número 30 de tu mando a distancia. Zapeando llegué a ella.
La sinopsis: John Monroe (John Wayne) es un ingeniero contratado para determinar el trazado de un ferrocarril en un complejo minero en Los Andes.
Me encantó ver cómo trata al grupo de Ingenieros como esa élite en el pueblo a un nivel superior. Pero me reía a carcajadas cuando para que el puente que estaban haciendo deben poner la última “dovela” (central) para que el puente resista la avenida que está llegando desde aguas arriba.
El Ingeniero Jefe se ha convertido en una persona que ya no disfruta de la obra y que lo único que busca es que la empresa gane dinero aún a costa de sus empleados/amigos.
Pero gracias a que, bajo una fuerte lluvia es el Ingeniero quien al final CON SUS PROPIAS MANOS y poco más que un polipasto y a riesgo de su vida, consigue poner la dovela. Sus subordinados examigos vuelven a ver en él ese cariño a la obra, el bajas “al barro” por el amor a la construcción y no al mercantilismo.
Mi reflexión: Tras empezar como encargado e ir ascendiendo hacia jefe de producción, jefe de obra, jefe de grupo, mando intermedio… te vas separando cada vez más de la obra y de aquello por lo que empezaste la carrera. La pena es que no puedes luego bajar a la obra a poner la dovela. No existe camino de retorno. Crees que vas ascendiendo en la empresa y lo que haces en verdad es dar cada vez más beneficio a la empresa. En un momento determinado da igual que sea una constructora que una empresa de cepillos de dientes: solo costes y beneficios.
¿Estoy equivocado? Decidme, por favor.