Aquí estamos las PYME peleando para dar un valor añadido ya sea en forma de producto o servicio a alguna cosa, y luego nos tenemos que matar a buscar clientes. Un sistema duro pero limpio.
Pero yo no veo tan limpio el sistema de comercialización de los coches en España, y eso que a los usuarios finales nos hace daño, resulta que inclusoa ellos mismos (fabricantes, distribuidores, concesionarios e importadores), también les fastidia. Para mi es la guerra del poder. La guerra de un mercado sucio y viciado.
Y esta guerra entre fabricantes de vehículos, distribuidores, concesionarios e importadores tiene una batalla el próximo martes 15 de marzo.
¿No sabías que se llevan como el perro y el gato? Para los ajenos al mundo de la automoción les parecerá increíble, pues todas las partes quieren lo mismo, vender más coches, pero a pesar de ellos se odian entre ellos. Llegados a este punto puede que recuerdes la multa que la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia) puso el año pasado a marcas y concesionarios por pactar precios. Multa nada desdeñable de 223 millones de euros.
Pero…¿qué es lo que pasa? Pues a mi entender que hay mucho dinero sobre la mesa y el sistema está muy viciado. Fíjate las cosas raras que tiene este mercado en España, nada parecido a cualquier otro mercado de venta de cualquier artículo. (Bueno si quitamos farnacias, estancos,… jeje)
Los fabricantes obligan a los concesionarios, que son tipo franquiciados, a tener un stock de coches de 45 días. Estos coches se los pagan los vendedores a los fabricantes a través de una financiera de los propios fabricantes. Claro, eso ha estado muy bien años atrás cuando la financiación era imposible de encontrar, pero ahora que el crédito está más accesible y a costes muy competitivos, los concesionarios y distribuidores quieren poder salir a ese mercado, pero no pueden.
Y además otra cosa: el precio de esos vehículos que compran los concesionarios a los fabricantes es a un precio que fija el propio fabricante. Y según los concesionarios estos precios son, de media un 15% superior a los precios finales de venta al consumidor, por lo que se está pidiendo 15% más de préstamo de lo necesario.
Y luego está el tema de las actualizaciones. El mundo de la automoción, ya sabemos tiene mucho que ver con el tema de la moda. A nadie se le escapa que en España los vehículos se compran por estar de moda una u otra cosa. Queda claro que cuando compramos un coche lo queremos ya con leds o con conectividad, …. Y si no lo tiene porque ya son “antiguos” pedimos un buen descuento. En definitiva, debe haber y hay mucha rotación y mucha inversión para estar en constante actualización.
Y según los fabricantes, ellos realizan mucho gasto en estar siempre al día y desean que los concesionarios también lo hagan, lo que incide en costes de cambio de los concesionarios para dar siempre esa visión de actualización y modernidad. Y esto implica gastos, otra vez gastos…
Y para rematar, las campañas promocionales y planes tipo PIVE. Según los distribuidores y concesionarios son ellos los que soportan la mayor parte económica de esos planes.
Como podéis ver el tema está muy viciado. La CNMC vela por la libre competencia, y en principio parece que está más con la parte de los fabricantes. Yo pienso que hay mucho dinero por medio y que buscan todos llegar a tener fuerza en la unión de partes, pero luego se dan cuenta que uniéndose pueden manejar el mercado, lo que redunda en los de siempre…el comprador final, el españolito de a pie.
Actualmente, desde el 2012 se rigen por el Código de Buenas Prácticas comerciales que les pidió el Ministro Soria en aquel entonces. Y ahora se juntan otra vez.
Pues yo, sinceramente pienso que más vale que se entiendan entre ellos, porque si no llegará la verdadera libre competencia y no tanta endogamia como hay ahora. Me dedico a comprar coches al fabricante y los vendo al usuario final como lo haría con las patatas, los muebles, las lámparas, … cualquier cosa “normal”
Ya veremos qué pasa….
Jose M – Community Manager para PYME
Paranosotros.Es